Luis Vaño Gispert: Moderación de la mesa de experiencias en la que diversas personas manifestaran un cara de la digitalización que impide participar y por otra parte que facilita la participación. Se crea un debate en torno a como la tecnología es para las personas, pero no son las personas las que deben someterse a la tecnología.

Carlos San Juan: Más allá del entusiasmo que pueden generar las herramientas digitales, queremos hablar también de sus espacios de sombra, es decir, de los casos y las circunstancias en las que pueden constituir una nueva fuente de exclusión. En ese contexto hablaremos de cómo afecta a las personas mayores que se enfrentan a diversos problemas: estar poco avezadas a las tecnologías, que éstas no siempre son accesibles desde un punto funcional y económico. Reflexionaremos sobre el papel del voluntariado, no como sustituto de lo que deban hacer las administraciones y otras instituciones, sino como un elemento de apoyo y acompañamiento.

Vicent Escorihuela Roig: La tecnología digital genera avances y también exclusión. La velocidad de las innovaciones tecnológicos lastra las competencias de una gran parte de la población que se ve desbordada por la necesidad de una actualización constante.

La terminología, los manuales de uso y las interfaces de las aplicaciones y los procesos de comunicación aumentan la vulnerabilidad de colectivos de personas que por diversas razones (privados de libertad, personas alejadas de la formación reglada, inmigrantes, personas mayores, gente con variadas patologías…) no tienen una relación directa con las nuevas tecnologías.

La búsqueda de trabajo, las relaciones sociales o simplemente la realización de trámites administrativos corrientes (entidades bancarias, sanidad, administración pública) los coloca en una situación de desventaja frente a los nativos digitales, cuando no supone una barrera infranqueable.

¿De qué nos sirve la alfabetización digital si cada día nos cambian el lenguaje?

Representante Cruz Roja

Representante EAPN